El blog de antaranda

El sello de Hungría nos presenta la figura de HIPÓCRATES, el Padre de la Medicina, según muchos; gran personaje de la ciencia griega. Nació en Cos en el siglo V a.C. No hay que confundirlo con Hipócrates de Quíos, próximo a Cos. Éste fue un célebre matemático, medidor de la lúnula.
Nuestro HIPÓCRATES fue un famoso médico y profesor de medicina. Escribió más de 70 obras, recopiladas por sus discípulos en el Corpus Hyppocraticum. Practicó la medicina naturista y se le atribuye el "Juramento hipocrático".
Un aforismo suyo: "La vida es corta; el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, insegura; el juicio, difícil".

La acogida al Quijote en Francia fue primero de incomprensión por razones políticas: lo vieron como un libro bufonesco. De ahí se pasó a la exaltación romántica apreciando ya la obra en su gran valor.

Las ediciones francesas del Quijote son cerca de 400. La clarividencia espiritual del espíritu francés se confirma en su justa valoración de la obra de Cervantes. La comparación de Cervantes con Shakespeare está presente en Victor Hugo.

En 1972 con motivo del Año Internacional del Libro y la Lectura emitió Correos este sello con la portada de la 1ª edición del Quijote.
Justo García Soriano y Justo García Morales, amigos míos, escriben este comentario sobre dicha 1ª Edición:
" Tenemos entre nuestras manos un ejemplar de la primera edición de EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, compuesto por MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA...

Nada dice de él la magnífica estrella con que nació al mundo de las letras. Su papel es malo, amarillento: sabemos que procedía de los molinos de los pinares de El Paular; sus tipos redondos, grandes y desgastados (caracteres conocidos técnicamente con los nombres de atanasianos, los del texto, y, cursivos de lectura, los de los epígrafes); las iniciales, toscas, emborronadas. Abundan las erratas y hasta la foliación está equivocada. Si acaso hay en él algo pomposo y opulento son los barrocos títulos del magnate a que va dedicado: Dirigido al Duque de Béjar, Marqués de Gibraleón, Conde Benalcáçar... ¡Qué mal pagó al humilde Cervantes el deseo de unir su frondosa genealogía al sencillo y recio nombre de don Quijote!  Quizá nos hable algo del maravilloso destino de la obra el anchuroso escudo tipográfico colocado en medio de la fecha: Año 1605, y rodeado por el simbólico lema: Post tenebras spero lucem. En efecto, en los primeros días de 1605 acabó de componerse esta novela en una de las cuatro imprentas que había por entonces en Madrid, la situada en la calle de Atocha. Ignoramos lo que el editor Francisco de Robles daría al glorioso Manco por la cesión de la inmortal novela. "

LA  VUELTA  A  CASA        Con estos pensamientos y deseos subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea, la cual, vista de Sancho, se hincó de rodillas y dijo:
-Abre los ojos, deseada patria mía, y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los ojos y recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo; que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. Dineros llevo, porque si buenos azotes me daban, bien caballero me iba.
- Déjate desas sandeces  - dijo don Quijote - ; y vamos con pìe derecho a entrar en nuestro lugar, donde daremos vado a nuestras imaginaciones y la traza que en la pastoril vida pensamos ejercitar.

PARECIOLES  ESPACIOSÍSIMO         Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta entonces dellos no visto; parecioles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto; vieron las galeras que estaban en la playa, las cuales, abatiendo las tiendas, se descubrieron llenas de flámulas y gallardetes que tremolaban al viento y besaban y barrían el agua; dentro sonaban clarines, trompetas y chirimías, que cerca y lejos llenaban el aire de suaves y belicosos acentos.
Comenzaron a moverse y a hacer modo de escaramuza por las sosegadas aguas, correspondiéndoles casi al mismo modo infinitos caballeros que de la ciudad sobre hermosos caballos y vistosas libreas salían.